La incoherencia de Harry: Seguridad en Colombia, pero no en el Reino Unido

Colum ade opinión sobre la visita de los Duques de Sussex a Colombia

BLOG REALEZA

José Trillos

8/19/20243 min ler

La reciente visita de los duques de Sussex, Harry y Meghan, a Colombia ha sido un episodio que ha dejado más preguntas que respuestas. Invitados por la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, para participar en un foro sobre derechos humanos y violencia contra la niñez, la pareja real ha generado una polémica considerable debido al exorbitante costo de su seguridad, que superó los 2 millones de dólares en apenas cuatro días. Este gasto, además, contrasta irónicamente con la queja pública de Harry sobre la falta de seguridad adecuada en el Reino Unido, la cual ha sido una de las razones que ha esgrimido para no regresar a su país natal.

Como periodista y observador de la realeza británica, no puedo dejar de notar la aparente contradicción que representa esta visita. Harry ha sido categórico en su rechazo a regresar al Reino Unido con su familia debido a lo que considera una insuficiencia en las medidas de seguridad ofrecidas por el Estado británico. Sin embargo, en esta ocasión no tuvo reparos en aceptar una invitación a Colombia, un país que, aunque maravilloso en su diversidad cultural y paisajística, enfrenta serios problemas de seguridad, incluidos altos índices de criminalidad y amenazas de grupos armados ilegales.

La justificación dada para este viaje radica en el compromiso de los Sussex con causas humanitarias y su deseo de utilizar su influencia para dar visibilidad a problemas globales. No obstante, es difícil ignorar la paradoja de que Harry se queje de la falta de seguridad en su propio país y, al mismo tiempo, viaje a una nación que, según su propio gobierno, es considerablemente más peligrosa. Este hecho no solo arroja sombras sobre la coherencia de sus acciones, sino que también deja una sensación de desconexión con la realidad de las personas que enfrenta peligros similares en su vida cotidiana.

El costo de la seguridad durante su visita a Colombia también merece un análisis más profundo. La cifra de 2 millones de dólares en apenas cuatro días es asombrosa y plantea preguntas sobre la necesidad y justificación de tal gasto. Mientras Harry y Meghan defienden públicamente sus decisiones basándose en la seguridad de su familia, resulta desconcertante que acepten o demanden un esquema de seguridad tan costoso en un país que claramente necesita destinar esos recursos a otros problemas más urgentes. Esta elección, lejos de mostrar una imagen de empatía y compromiso social, podría interpretarse como una muestra de privilegio que pocos pueden permitirse.

Desde mi punto de vista, este tipo de comportamientos contribuye a la percepción de que los Sussex viven en una burbuja de privilegio, alejada de la realidad de la mayoría de las personas. La visita a Colombia, a pesar de sus nobles intenciones, termina siendo una exhibición más de poder y opulencia, en lugar de un verdadero acto de solidaridad con aquellos a quienes dicen querer ayudar.

Además, no podemos ignorar el impacto mediático que estas contradicciones tienen en la percepción pública de la pareja. Harry y Meghan han construido su narrativa en torno a la idea de ser diferentes de la monarquía tradicional, presentándose como figuras más modernas, accesibles y, sobre todo, más comprometidas con las causas sociales. Sin embargo, acciones como esta visitan un país considerado peligroso mientras se quejan de la falta de seguridad en el Reino Unido, socavan esa imagen y la convierten en un acto de hipocresía.

Es comprensible que cualquier figura pública deba preocuparse por su seguridad, especialmente alguien con el perfil y la historia de Harry y Meghan. No obstante, es importante que haya coherencia entre el mensaje que se transmite y las acciones que se llevan a cabo. En este caso, la visita a Colombia, con todos sus costos y riesgos, no hace más que aumentar las dudas sobre las verdaderas motivaciones de la pareja.

En conclusión, la visita de Harry y Meghan a Colombia ha sido un evento que, lejos de fortalecer su imagen como defensores de causas justas, ha puesto en evidencia las contradicciones de su discurso. La seguridad es, sin duda, un tema delicado, pero cuando se utiliza como argumento para justificar decisiones, es esencial que esas justificaciones sean consistentes y reflejen una verdadera preocupación por los problemas que afirman querer abordar. En este caso, Harry y Meghan han fallado en ese frente, dejando tras de sí más críticas que aplausos.